miércoles, 7 de octubre de 2009

Limoncocha. Selva Ecuatoriana día 21 y 22

Siguiendo un consejo de Oskar, un buen amigo europeo (no recuerdo ahora su nacionalidad) del Matías que vive hace unos años en Ecuador, partimos al Oriente Ecuatoriano en busca de la selva, en lo que sería un primer acercamiento al hábitat selvático que nos espera al atravesar la amazonía brasileña (lo que debería ser en menos de dos meses)
bajada al lago


Para llegar allí desde Quito se toma un bus hasta la ciudad de COCA (nos fuimos en Transesmeraldas, por 7 dolares cada uno aprox) Luego en Coca hay que tomar otro bus a SACHA, que costaba U$ 2,50 cada uno. Por último, desde SACHA se toma el ultimo bus que lleva directamente a LIMONCOCHA, cuyo valor era de 3 dolares. Como se aprecia, no es sencillo llegar hasta el destino, pero estamos 120% convencidos de que la experiencia en este pedazo de país vale completamente el sacrificio.

Al llegar a Limoncocha nos acercamos a una especie de CONAF, que se dedica a la conservacion del área protegida que es la laguna de Limoncocha, lugar en el cual tuvimos que cancelar una entrada, que para los extranjeros tiene un valor de 5 dolares por persona. En ese lugar nos señalaron que hay dos opciones de alojar en la ribera de la laguna (pq tb es posible quedarse en el pueblo, pero la gracia es internarse en la selva)


Una de ella es con don Mario Cerda, quien por 10 dolares por persona dispone de instalaciones con baño privado, y cocina disponible para los usuarios, además de otras comodidades que no recuerdo bien. La otra opción era ofrecida por don Silverio Cerda (primo de don Mario) y era mucho más sencilla, y por 7 dolares incluia unicamente el lugar para dormir. Lógicamente esa fue la opción que tomamos.

el hogar de don silverio

Para llegar hasta el hogar de don Silverio hay que hacerlo en canoa, a través de la laguna Limoncocha, lo que tiene un valor de 10 dolares y en nuestro caso fue dirigida por el mencionado Mario Cerda.

Además de ello, existía la opción para quienes alojen en la selva de la pesca de pirañas, observación de caimanes y aves, y de un recorrido que se interna por la selva, donde se puede apreciar la imponente vegetación y diversos animalejos que en ella habitan (todo acompañados por gente de la familia que sirve de guía).



Lamentablemente erramos en los calculos contables, y salimos de Quito con muy poco dinero para esta aventura, por lo que al llegar veíamos como todas esas opciones se mantenían fuera de nuestro alcance.

Ello hasta que conocimos a Ramiro, un guía que andaba acompañando a un alemán y su novia ecuatoriana quienes hacían un recorrido por estos lados. Así, sonrisa por aquí sonrisa por allá, conseguimos sin buscarlo demasiado que esta pareja de turistas nos incluyeran en sus aventuras.


Pese a que no tuvimos la oportunidad de salir a ver caimanes (la aventura es por la noche y no había una programada mientras estuvimos ahí), sí tuvimos la fortuna de ver uno al atravesar por primera vez la laguna, además de otro pequeño que habían capturado para servir de almuerzo a un turista (es justo señalar que según nos contó don Silverio, su familia no caza ni come caimane: el pequeño que vimos antes de ser lanzado a la olla había sido capturado por un guía externo a la familia, para deguste de un turista que solo pasó unas horas en ese lugar)






Sin embargo, probamos la pesca de pirañas (que en nuestro caso no pasó de ser “alimentación de pirañas”, ya que no pudimos sacar ninguna), y nos internamos en un bello paseo por la selva, del cual a falta de palabras precisas, ofrecemos una preocupada descripción gráfica.















Hormigas arrieras en acción





Para dejar el hogar de don Silverio, tomamos una opción más barata, subiendonos a una canoa a remo que por sólo 5 dólares nos llevaría al pueblo de Limoncocha. Totalmente mencionable es el repentino aguacero que en medio del camino se dejó caer sobre nosotros. Sin exagerar, el diálogo fue el siguiente (cielo 70% despejado) “Y ese sonido, que es?” “el aguacero” “y en cuanto rato llegará sobre nosotros?” “ahora!!” y chaaaaan….de inmediato, en menos de 10 segundos, ya llovía violentísimo sobre la canoa. Eso, además de la ayuda con los remos que gentilmente –y en mi nombre!!- ofreció la javi a los remeros, marcaron el regreso de nuestra aventura selvática. Un par de fotos de ese momento.



N.

2 comentarios:

  1. javyyyyyyyy
    que lindo!!!!!!!!!
    Muchos besitossssssss
    estas fotos son las que mas me han gustado!!!!!!! manda mas de estas fotos que estan maravillosas!!!!
    se paso la selvaaaaaaaaaaaaa
    que lindos tus pantalones!!!!!!! jajajaja
    Sally

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  2. Javi!! tapate, no entendis q no te puede volver a dar Dengue???
    Oye están buenisimas las fotos, q envidia!!! en verdad es como ver un documental de National Geographic...me siento en la selva misma! jaja Besos y abrazos, cuidense!!!

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