jueves, 15 de octubre de 2009

Cruzando frontera: COLOMBIA (días 32 y 33)

A CONTINUACIÓN, LA SEGUNDA ENTRADA QUE LAMENTABLEMENTE PUBLICAREMOS SIN NINGUNA FOTO (al parecer las fotos de estos días se dañaron, intentaremos solucionarlo). ESTA CORRESPONDE AL CRUCE DE LA FRONTERA CON DESTINO COLOMBIA.

VAN LOS DETALLES DE ESA TRAVESÍA, Y YA A PARTIR DE LA PRÓXIMA ENTRADA RETOMAMOS LA BUENA COSTUMBRE FOTOGRÁFICA.

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Desde Monpiche fue larga la travesía para tocar tierras colombianas. Salimos el 2 de Octubre, tomamos un bus a Esmeralda a las 16.00 hrs., de Esmeralda a Santo Domingo y de Santo Domingo a Quito nuevamente. Se suponía que se podía salir directo por la costa a Colombia, pero llegamos muy tarde y ya no quedaban buses. Así que a Quito no más. Llegamos a Quito como a las 3.30 am y nos fuimos a la casa del Matías. La idea era pasar el resto de la noche en su casa y partir a la frontera temprano en la mañana. Gritamos como locos en la puerta, pero los chiquillos no estaban. (Después supimos que andaban en Ambato, haciendo unas cosas por la tesis de la Ruth)

En vista de la contingencia, nos tomamos un taxi al terminal y salimos a las 5 am a Tulcán, ultimo pueblo Ecuatoriano antes de la frontera con Ecuador. Llegamos a Tulcán como a las 8.30 am. Ahí para cruzar la frontera hay que tomar un taxi (3 dólares) que deja fuera de la oficina donde se hacen los trámites para salir de ecuador.


El cruce fronterizo fue muy rápido. Nadie nos revisó nada. Cruzamos el puente y estábamos en migración Colombiana. Nos timbraron y ya estábamos en Colombia.

ESTAMOS EN COLOMBIA!!


Colombia es uno de los países que despierta mayor interés por visitar, pero a la vez de los que más reticencias provoca. La violencia, la guerrilla, el narco tráfico, son límites para que el extranjero se aventure por estas tierras.



Como viajera, puedo decir que Colombia es un destino imperdible. Además de lo ya sabido de sus playas, lo mejor de todo es la amabilidad de su gente. No se deje atemorizar, visite Colombia.



Así, pedimos aventón (hicimos dedo) y llegamos pronto al primer pueblo Colombia, Ipiales.



En Ipiales pedimos nuevamente aventón (estamos en plan máximo de ahorro pre-partido), pero fue infructuoso. Luego de largas horas bajo el sol, nos resignamos y tomamos un bus hasta Pasto. Mientras esperábamos que alguien nos llevara se acerco un conductor de "mulas" –vulgarmente conocidas en chile como "camiones"- y nos metió conversa. Nos dijo que él salía de noche y que nos podía llevar a Cali, que lo esperáramos en Pasto.



Ya en Pasto, nuevamente pedimos aventón. Nuevamente nos fue mal hasta que paso la mula roja salvadora. Viajamos toda la noche en el camión. No hay mejores historias que las de los camioneros. Éste, que en esta oportunidad nos recogió en la vía, resultó ser una gran persona. Nos invitó a cenar en el camino, paramos en un restaurante de una colombiana que había vivido en su juventud en Chile. Se emocionó al vernos y recordar. Conversar con ella fue muy lindo, pudimos sentir que la juventud le volvía al cuerpo.



Luego de un extenuante viaje...y de descarnados esfuerzos por mantenernos despiertos para, en forma permanente, intentar meterle conversa al chofer, llegamos a Cali a las 5.30 am del día Domingo 4 de Octubre. Pronto los detalles de lo que sería nuestra estadía en la famosa ciudad de Cali.

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